Megayates en venta

Los yates de propiedad privada de más de 30 metros de eslora suelen denominarse indistintamente superyates o megayates. Aunque las definiciones exactas varían, muchos consideran que los superyates son embarcaciones de más de 30 metros de eslora, mientras que los megayates se consideran de más de 60 metros. En 2020, había más de 5.000 superyates de más de 30 metros en el mundo, y dos tercios de los de más de 40 metros se habían construido en los últimos 15 años. Hay pocos puertos deportivos en el mundo capaces de albergar embarcaciones tan grandes, lo que significa que estos extravagantes barcos pasan gran parte de su tiempo anclados.

¿Cómo se construyen los superyates y megayates?

El diseño, la ingeniería y la construcción de un superyate tardan de media entre 3 y 4 años. Los diseñadores de superyates y los constructores de megayates están creando nuevos puntos de referencia en la creación de este tipo de enormes embarcaciones con innovación y tecnologías avanzadas. Estas embarcaciones son proezas del diseño y la ingeniería, por lo que sólo hay un puñado de astilleros, arquitectos navales y diseñadores en todo el mundo que están a la altura del reto.

Tipos de motor

Los superyates y los megayates pueden ser impulsados por varios sistemas de propulsión hechos a medida, que van desde motores diésel/eléctricos hasta motores de turbina de gas, aunque lo más común es que sean impulsados por motores diésel para uso marítimo. El motor marítimo diésel más grande del mundo es el motor de propulsión Wartsila Sulzer, que tiene una potencia de más de 113.000 caballos.

Equipamiento opcional

Los superyates y megayates varían enormemente en cuanto a tamaño, comodidades, equipamiento y prestaciones. La mayoría cuentan con amplias prestaciones de entretenimiento y lujosos alojamientos. Algunos ejemplos de estas características son los helipuertos, los garajes para submarinos, las embarcaciones de apoyo, las salas de cine, las piscinas, los jacuzzis, los spas y mucho más. Estas impresionantes embarcaciones requieren tripulaciones altamente capacitadas y experimentadas, desde el capitán del barco, los ingenieros y el personal de cubierta (que se encargan del exterior) hasta los cocineros, el sobrecargo y la azafata (que supervisan el interior). Cada buque emplea a un pequeño ejército para mantener su funcionamiento seguro y eficiente.